Se dirigió a la parada de autobús con la prisa de todos los días. Y es que ese era uno de sus defectos, siempre era puntual menos cuando tenia que serlo. Ya era el tercer autobús que veía llegar hoy y ojalá no fuera el tercero que veía irse.
Delante de la incerteza se sentó, se había cansado ya de depender de los segundos . Los segundos que había perdido, 5 minutos recordando sus besos mientras miraba uno de esos sms sin respuesta y que ella esperaba que fueran respuestos un día todos de golpe con un ultimo sms alegando un fallo en las lineas telefónicas que habían impedido que llegaran a su hora.
Fue ese día cuando se dio cuenta de que había perdido algo mucho mas importante que un autobús y que todos los autobuses del mundo juntos simplemente por no aprovechar el momento y pretender esperar el momento perfecto.
Fue ese día cuando se dio cuenta de que había perdido algo mucho mas importante que un autobús y que todos los autobuses del mundo juntos simplemente por no aprovechar el momento y pretender esperar el momento perfecto.
Tendría que haber recordando antes que las cosas (y las personas) no están esperando ahí toda la vida, que se van o desaparecen... Ahora lamentarse es inútil.
A veces el momento perfecto nunca llega.
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